Un inciso

A veces se me quedan dando vueltas en la cabeza algunos pensamientos maliciosos.
Sin querer quitarle ningún mérito al "Do you want to" de Franz Ferdinand... ¿a alguien más como a mí, algunos estribillos le suenan a "My Sharona" de The Knack?, ¿estaré enfermo ya de tanto escuchar?

Para eso sirve la memoria.

Un clásico y una novedad (del 19 al 25 de septiembre)

Hoy comienza el verdadero cuaderno de escuchas de un melómano aburrido. Lo inauguran dos canciones que unen el pasado y el presente, un clásico a veces olvidado y un tema con vocación de clásico.


"Blue Hotel" de Chris Isaak

Últimamente hablo por teléfono más de lo que quisiera. A veces llamo a sitios en los que responde sólo un contestador, o una vocecita que me dice que me espere, que ya me pasa, y mientras espero a que me pase... aparece "Blue Hotel", y suena Chris Isaak, y creo imaginar esa mirada de crooner martirizado. Isaak es mucho más que su inmortal "Wicked Game", la que ahora nos ocupa, la del hotel azul, también estaba en este disco, pero le da una vuelta de tuerca al repertorio de este maldito de la canción romántica. "Blue Hotel" habla de habitaciones vacías, de carreteras vacías, de vidas vacías, y todo ello al ritmo una surf music realmente irresistible. Te dan ganas de irte derecho a ese hotel de carretera...




"Do you want to" de Franz Ferdinand

Todavía falta masticar bien el segundo trabajo de los escoceses. La llegada de este disco me ha recordado a cuando esperábamos aquel regreso de The Strokes, sin saber si había que esperar algo bueno o malo o todo lo contrario. De momento "Do you want to" tiene eso que hace que una canción sea irresistible: guitarras bien afiladas, una voz abolutamente arrebatadora (pronto se convertirá en referente de la nueva generación de frontmen del nuevo milenio), y una letra que deja intuir las cosas que se adivinaban hace dos años en "Take me out", ellos quieren que alguien les quiera y tienen el suficiente desparpajo como para pedírtelo así, a la cara. Y encima tienes que estar agradecido y sentir que te sonríe la suerte. Pues sí.







En una semana (a no ser que algo maravilloso ocurra) más canciones para apuntar en el cuaderno.

Lo que duele un verano

Dentro de poco empezaré, semana a semana, a escribir con regularidad y exactitud sobre las cosas que voy escuachando, pero ahora que nos deja el calor y justo cuando las hojas empiezan a cambiar de color, no vendría mal dar cuatro o cinco títulos de lo que ha sido este verano.

Nada de raegatton, nada de frivolidades veraniegas. Un verano es esto y algo más.


"Ocho y medio" de Nacho Vegas
Escalofriante. Posíblemente la mejor canción del gijonés desde que escribiese aquel inolvidable "El Ángel Simón". Sólo Nacho sabe cómo hacer que derrames un par de lágrimas al mismo tiempo que esa gotera que él tiene en el techo. Lo más singular de "Ocho y medio" es escuchar a Vegas, tan crudo como es él, reconociendo eso de "te he perdido y esto duele". Será que los anti héroes también sufren.








"Two thousand places" de The Polyphonic Spree
Sin lugar a dudas, el gran descubrimiento de este verano han sido los chicos de las túnicas y la juerga polifónica. Les conocí en Benicàssim y si todavía no habéis podido escuchar nada suyo, empezad por esta canción y, simplemente, dejad que la música os haga felices, felices en el más amplio sentido de la palabra. "Two thousand places" es inabarcable, como se me hace ahora la vida sin The Polyphonic Spree. Un verano bien vale una canción así, y aunque hubiese sido la única canción del último periodo estival, hubiese dado por buenos los tres meses, junio, julio y agosto.

"Somebody told me" de The Killers
La canción más potente de los últimos tiempos. Un himno de mi verano, un himno de este año, un himno en toda regla. Esta es una de esas canciones que pueden levantarte un dia gris. Con "Somebody told me" te puedes permitir el lujo de ir dando voces por el metro, ajeno a lo que diga la gente, a las miradas extrañadas, concentrado sólo en salir a la calle y empezar a comerte el futuro. El mundo necesita canciones así.








"Dando vueltas" de Nosoträsh
El nuevo disco de Nosoträsh se abre con esta canción y es probablemente el mejor single de un grupo de pop en español de los últimos años. Quién haya escuchado la canción y conozca de antes a Nosoträsh, sabe por qué lo digo. Porque "Dando vueltas" tiene algo de maldito y de dulzura que hace que, cuando se acaba la canción, te quedes pensando un rato largo en si lo que acabas de escuchar es una parte de su vida o de la tuya.








Y para acabar, un clásico...

"Radioactivity" de Kraftwerk
No hay verano que se precie en el que no recupere música de hace años. Este verano le ha tocado a Kraftwerk, y empezó por qué quería comparales con gente como Mouse on mars o Jeans Team. Al final me quedé enganchado a "Radioactivity" y ya no me ha soltado en los últimosdos meses. Este verano también he redescubierto discos de Matthew Herbert, de Joy Division y de Oasis, pero ningunos son como Kraftwerk, por algo será.





Un verano, al fin y al cabo, no duele tanto.

El otoño tiene algo de especial

Hoy comienzo este cuaderno de escuchas para que nunca más vuelva a olvidar esa canción que aquella tarde me devolvió una sonrisa, o aquella otra que me encogió el corazón.

Las canciones que escucho, si las junto todas una detrás de otra, son como una banda sonora de mi vida, y este cuaderno es como un diario musical. Los beats son los latidos del corazón y el roce de las hojas secas contra la suela de mis zapatos son como un sampler fulminante que apenas me deja respirar.

Una cosa más... cuando era un niño, por estas fechas que comenzaba el colegio, siempre intentaba cuidar al detalle mis nuevos cuadernos: no me gustaban los borrones, ni las manchas del tipex, tampoco las letras de trazo descuidado, ni las faltas de ortografía. Al final, irremediablamente, cada cuaderno se llenaba de manchas y por fin comprendí que también ellas formaban parte de la vida del cuaderno, de mi vida.

Que ustedes lo disfruten.